Hacer ejercicio físico es una parte fundamental en el desarrollo de una vida sana y equilibrada. Estar en movimiento es una función vital propia de nuestra especie humana, biológicamente lo necesitamos. Ejercitarnos es una forma de sentirnos vivos, de reconocernos y auto comprendernos, es una forma de poner en marcha todos nuestros subsistemas y corroborar su perfecto funcionamiento.

Al entrar en movimiento se genera un mayor gasto energético y hacemos que nuestra sangre circule mejor. El corazón bombea más oxígeno y una cantidad importante de hormonas se liberan produciendo un estallido de placer y bienestar. 

Asimismo, entramos en un estado de conciencia y conexión corporal. Podemos observar nuestro cuerpo desde una mirada interna y percibir con agudeza funciones que habitualmente pasan desapercibidas, como la respiración y la forma en que trabaja cada uno de nuestros músculos.

 En el momento que paramos de movernos, nuestro cuerpo empieza a degradarse y a volverse rígido. Perdemos flexibilidad, capacidad de movimiento junto a que empezamos a envejecer. Ante el sedentarismo nos volvemos vulnerables a la depresión y distintas enfermedades. Hacer actividad física es un tema que trasciende mucho más allá de la estética y superficialidad de un cuerpo bello. Estar en movimiento es sinónimo de vitalidad y vida saludable.